jueves, 2 de febrero de 2023

CLONES, DOBLES Y GEMELOS SIAMESES: LA HORCA

 


LA HORCA


Nuestra madre –que sin ser mala mujer nunca tuvo buena fama– nos parió a sus únicos gemelos una noche de luna gibosa y ella sola nos crió, al igual que a todos nuestros hermanastros. A mí me colocó a los nueve años de aprendiz de un cestero que solía probar la calidad de sus cañas sobre mi espalda, pero no me importaba porque me alimentaba bien y me permitía ir al mercado de los jueves. A mi hermano, lo metió el cura como chico para todo en su casa donde le tocó pasar hambre y otras penurias. Nos solíamos encontrar de jueves en jueves: él venía a comprar para su amo y yo, a vender para el mío. Fue en invierno, cerca de nuestro quince cumpleaños, cuando lo vi tan desmejorado que, además de compartir como siempre mi merienda con él, conseguí que me contase lo que le pasaba.

Aquella noche fui a la casa del párroco y no esperé a que se desahogara. Lo estrangulé con una caña fina, irrompible como yo bien sabía. Lo vestimos y dejamos en el suelo cerca de la puerta entreabierta. Por la mañana hubo un gran alboroto en el pueblo. Creyendo saber la respuesta, pregunté a mi maestro cuando volvió a la choza donde tejíamos sus cestas.

–Tu hermano gemelo se ha vuelto loco, –respondió taciturno– le ha cortado la cabeza y los genitales al cura y los ha echado en el comedero de la pocilga.

Salí corriendo y antes de llegar a la plaza ya me lo confirmaron los cuchicheos de las comadres. El alguacil había metido a mi hermano en el calabozo y mi madre, que estaba en la puerta dando entre lloros y suspiros el pecho a una nueva criatura, me dijo que era cierto.

Cuando lo subieron al patíbulo, me buscó entre el gentío con una mirada que ya llevaba la muerte dentro. Insinuó una sonrisa.
 –Me salvaste, –leí en sus labios partidos– ¡vete!

Año tras año he pasado la noche de ese mismo jueves en la plaza del mercado donde montan la horca. Nunca lo he encontrado entre las sombras que ahí se arremolinan y el aire que les presta voz para contar sus terribles vidas y finales espantosas. Dicen que no regresan los que están en paz.

domingo, 29 de enero de 2023

CONVOCATORIA DEL 2 DE FEBRERO: CLONES, DOBLES Y GEMELOS SIAMESES





CLONES, DOBLES Y GEMELOS SIAMESES

Ya no se lleva tanto lo del personaje de luz único y sobresaliente como Adán en el paraíso o el Último de los Mohicanos. Igual que manejamos fotocopias de documentos, también hay copias de seres -los cuales llamamos clones- y cada vez nos parece menos extraño que los haya. 

Luego están los dobles que sin tener parentesco ni genes compartidos son individuos que se parecen como dos guisantes. Recuerdo que en una ocasión me insultaron por la calle porque en el instituto del pueblo una doble mía suspendía a alumnos y alumnas y hasta les tenía ganas a algunos profesores.

También están los gemelos con firmes nexos implantados antes de nacer: son el símbolo de los hermanitos del alma, que comienzan sus andaduras al unísono y mantienen durante toda la vida empatías inexplicables. Y si damos una vuelta más a la tuerca, nos topamos con los gemelos siameses que comparten extremidades y órganos, cabezas y caras, formando figurines  estrambóticos y extraterrestres de una@5 ternura terrible.

En 1934 nacieron y sobrevivieron en Canadá las hermanas Dionne, las primeras quintillizas de las que hay una completa y fehaciente documentación. Pero ¡qué vida las esperaba! Al ser de una familia sin recursos, el médico que les trajo al mundo las convirtió en objetos mediáticos con el fin de enriquecerse. La vivienda de las cinco bebés tenía grandes ventanales para facilitar que los visitantes las pudieran observar, pagando por este previlegio como si fueran crías exóticas expuestas en un zoológico.



Su vida discurría entre películas, libros, muñecas a su semejanza... desde reportajes sobre peleas entre los padres que acabaron por separarse- hasta interminables reconocimientos y evaluaciones por psicólogos infantiles. Una de las hermanas murió a los 20 años por una enfermedad, las cuatro restantes aguantaron durante décadas la exposición al juicio del populacho, sometidas a la curiosidad malsana como en la edad media. Creo que actualmente solo sobreviven dos de las "Quintillizas Dionne" como testigos excepcionales de sus vidas replicadas.

Adelante, pues, a contarnos historias de personajes no únicos sino duplicados, triplicados o más. Adentrémosnos en sus misteriosas relaciones... 350 palabras y publicación entre el miércoles y el sábado.

Un abrazo, o dos, o tres...
Dorotea


A VER QUÉ NOS BRINDAN LOS PARTICIPANTES:












miércoles, 4 de enero de 2023

CAMBIOS SIGNIFICATIVOS: EL INFIERNO EN LA CERVECERÍA

 



EL INFIERNO EN LA CERVECERÍA

La palabra se había escapado del título de una película asiática de acción sobre la cual discutían dos amigos cinéfilos sentados en la terraza de una cervecería. Ya llevaba un buen rato saltando de mesa en mesa metiéndose en todas las conversaciones.

-Vivir en casa es un infierno, -refunfuñaba un jovenzuelo cuya cara estaba llena de acné. Ante el gesto iracundo del padre, la palabra volvió a dar un gran salto.

-El infierno de la drogadicción..., -leía una cincuentona en voz alta del editorial de un diario para su amiga miope.

-¡Vete al infierno con tus disculpas!

En la mesa de al lado, una mujer engañada no quiso escuchar más mentiras, cogió su bolso y se levantó bruscamente.

La palabra que en ese momento quiso saltar a la mesa siguiente, se resbaló y cayó sobre el hocico de un pastor alemán que se asustó tanto que dio un mordisco a la pantorilla más próxima. La víctima gritó y empezó a insultar al perro y a su ama y se armó un caos infernal.

Alertado por los ladridos y gritos, vino corriendo el camarero con su botiquín para desinfectar la herida mientras pensaba lleno de nostalgia en el silencio sepulcral de la cueva de estaglatitas que iba a visitar cuando acabara su contrato.

Por la caída, la palabra se había torcido una letra y no se reconocía ni a si misma. Unos meses después, bien entrado ya el invierno, se podía leer en el periódico que un deportista había sufrido un accidente durante una excursión de espeleología. El equipo de rescate tardó cuatro días en encontrarlo.

-Fue un infierno, contó a sus salvadores. 

domingo, 1 de enero de 2023

CONVOCATORIA DEL 5 de Enero: CAMBIOS SIGNIFICATIVOS



Queridos amigos jueveros:

¡Bienvenidos a 2023! 

Os propongo un juego con unas reglas muy simples pero que sin embargo no resultará tan sencillo...

Hay muchas palabras que por cambiarles una sola letra adquieren un significado totalmente  distinto o incluso varios significados: Vaca/Baca, Mono/Tono/Bono, Casa/Masa.... y os doy más pistas: Cala/Pala = relato de terror, Carta/Marta = relato de amor, Vaca/Baca = relato cómico...

Por lo tanto el reto será escribir un cuento, un texto o una narración (ya sabemos: alrededor de 350 palabras, publicar entre el miércoles y el sábado) que esté basado en una pareja de palabras cuya diferencia a la vista será una letra mientras que la diferencia de significado puede ser abismal.

Espero vuestras aportaciones y os envío mi primer abrazo literario del 2023.

Con un beso,

Dorotea


ADELANTE, VALIENTES CREADORES...


CAMPIRELA 


MARIFELITA


MYRIAM


TRACY


DOROTEA


NEOGEMINIS


MACONDO


DEMIURGO



Gracias de todo corazón por haber encontrado un hueco en estas fechas tan ajetreadas. Que el año literario 2023 nos resulte fecundo y entretenido.

Que la fuerza nos acompañe...

Un abrazo

Doroteas



lunes, 29 de agosto de 2022

CONVOCATORIA DEL 1 DE SEPTIEMBRE: EL MITO DE CENICIENTA



EL MITO DE CENICIENTA


Érase una vez... ¡cuántos cuentos comienzan con estas palabras! Uno de los mitos de cuentos de hada más populares y que aparecen en múltiples versiones es el de la Cenicienta. La chica CENICIENTA o - en el caso de HARRY POTTER - el pobre chico a quien todos desconsideran se desarrolla de manera sorprendente y llega a ser muy importante. BRIDGET JONES es otra cenicienta, torpe y rarilla, y aun así aparece un príncipe que sabe reconocer sus valores aunque la chica no baile con zapatos de cristal (que en el caso de Bridget, rompería).

Invéntate una historia cuya protagonista sale de la nada y sorprende a todos y también a sí misma o mismo porque vale mucho más de lo que parece.

Manos al teclado, 350 palabritas y un relato de fantasía o sacado de la más cruda realidad.

¡Os espero de miércoles a sábado!

Gracias por aceptar el reto!

Un abrazo

Dorotea


ERASE UNA VEZ...


MUJER DE NEGRO

GABILIANTE

MARIFELITA

GUSTAB

ALBADA DOS 

RODOLFO

JOSÉ CASAGRANDE

DAKOTA

NEOGÉMINIS

TRACY

MACONDO

FRANCONETTI

VERÓNICA



Hola, amigas y amigos,

Gracias a todos por vuestra participación. Yo misma no he tenido tiempo por razones familiares y laborales. Perdonadme también la lentitud con la que estoy comentando vuestras aportaciones. Un beso a todos

Hasta la próxima

Dorotea




domingo, 31 de julio de 2022

CONVOCATORIA 4 DE AGOSTO: ¡HA LLEGADO EL CIRCO!

 


¡HA LLEGADO EL CIRCO!


Acaban de instalar una carpa multicolor en la pradera del pueblo. Un lugar que suele ser de exclusivo interés para ranas y mariposas, parejitas de enamorados y pájaros cantores, se ha convertido en punto de encuentro de artistas y actores con su público, niños y adultos. Los focos brillan y la música seduce...

¡Os pido relatos y cuentos sobre el tema del circo! Que no falten el mago con sus trucos, la domadora de perros, los caballos al galope, los acróbatas, los payasos! 

Gracias de antemano por vuestro tiempo y esfuerzo. Nos leeremos de miércoles a sábado, con 350 palabras más o menos...

Un abrazo

Dorotea


EL TELÓN SE LEVANTA, EMPECEMOS A DISFRUTAR :


GABILIANTE

GUSTAB

NEOGEMINIS

MUJER DE NEGRO

ALBADA DOS

FRANCONETTI

TRACY

CAMILA



Y BAJA EL TELÓN

Por una avería de mi portátil yo misma no he podido participar!! Gracias a vosotros por acudir al circo.

Un abrazo ardiente

Jeje

Dorotea






jueves, 7 de julio de 2022

ANIMALES: EL BUITRE

 



EL BUITRE

Al pasar del bochorno otoñal de la calle a la penumbra refrigerada del vestíbulo, el viejo periodista sufrió un leve mareo. Agarrando con fuerza su desgastada cartera de cuero marrón, avanzó hasta uno de los ascensores y pulsó repetidas veces el botón de llamada. Notó cómo el sudor le bajaba por la espalda; los latidos del corazón le retumbaban en la garganta y en las sienes. En un intento de sobreponerse, consideró con un amago de sonrisa la posibilidad de morir fulminado por un infarto mientras amenazaba al dueño del periódico con la publicación del contenido escandaloso de los documentos que llevaba, pero la presión en el pecho y la sequedad de su boca eran demasiado reales para que la idea le resultase divertida. 

Respirando con dificultad, agradeció la distracción aportada por el tintineo metálico que anunció la llegada del ascensor, y se apartó lo imprescindible de la puerta para que saliera la marea de camisetas deportivas y vaqueros desteñidos de un grupo de quinceañeros que venían de visitar la editorial. Luego entró como uno de los primeros en la espaciosa cabina donde, evitando la mirada del ascensorista de siempre, se colocó al fondo y apoyó la espalda contra el espejo ahumado. No quería hablar con nadie, y evitaría cualquier encuentro con los compañeros de antes, cualquier motivo que pudiera retrasar su cita con el director. El ascensor se iba llenando: la mayoría eran varones de mediana edad, o sea, más jóvenes que él, trajeados sin convicción, algunos sudados, como constató con cierta satisfacción, y todos callados, agobiados, con la mirada estresada que da la necesidad diaria de superarte a ti mismo y a quien tu jefe te ponga por delante.

Cerradas las puertas, el ascensor se puso en movimiento y paró en la primera planta, la de las rotativas, sin que nadie se bajase. Por un instante, el aire olía a imprenta y él sintió la tentación de ir a ver a los muchachos, los mecánicos, gente honesta, trabajadores que se esforzaban todos los días por cumplir, pero sabía que le iban a liar entre una cerveza y cuatro anécdotas de otros tiempos. Y él no disponía de eso, de tiempo. Estaba convencido de que el Buitre, flamante redactor jefe, a quien él mismo había enseñado lo mucho que sabía, le estaba pisando los talones para arrebatarle las pruebas de los sobornos, los documentos acerca de falsas identidades y montajes vergonzosos, aunque no fuera para su publicación precisamente.

En la parada siguiente, que el ascensorista anunció con un mascullado “Contabilidad”, se bajaron varias personas, entre ellas la secretaria del director de recursos humanos, que seguramente no le había visto. Cuando años atrás entró a trabajar en el periódico, era una chavalita insegura que echaba horas extras para hacer méritos, aunque luego descubriera vías más amenas de puntuar con sus superiores. A la salida de una fiesta de la empresa, llegó a insinuársele a él mismo, entonces redactor jefe, pero él, consciente de los más de treinta años que le llevaba, la acompañó a su casa sin propasarse. Después empezaron a llamarle ‘marica’ y él, entre sorpresa y disgusto, tardó unos cuantos días en descubrir la fuente de aquellos rumores.

En el fondo de la cabina, donde estaba atrincherado, ya había algo más de sitio y aprovechó para mirarse en el espejo. No le gustó el deterioro físico que veía: un hombre de unos sesenta años, enclenque y delgado, de cara tan pálida que parecía amarillenta, y con protuberantes venas en las sienes que se movían al ritmo de su pulso irregular y agitado. De nuevo le distrajo el sonido que avisaba la parada del ascensor. Estaban en su planta, en la de las redacciones, y conociéndose de memoria despachos y salas, esquinas y recovecos, cerró los ojos y se imaginó cómo redactores y visitantes andarían a lo largo de los pasillos enmoquetados con sus luces indirectas y pinturas modernas, dirigiéndose unos a Local y otros a Sucesos o a Exterior. Cuando volvió a mirar, las puertas acababan de ocultar silenciosamente, como el telón de un teatro, el escenario de su vida durante treinta años, y se dio cuenta de que se había quedado a solas con el ascensorista quien le sonreía cortésmente porque le había reconocido.

–¿A Dirección? –le preguntó, y él inclinó la cabeza sin contestar porque no pudo hablar. Intentó mover la boca y quiso tragar, pero no lo consiguió; tenía las mandíbulas agarrotadas y la saliva se le había convertido en una espesa pasta que sabía a hierro. Sintió que el peso de su cabeza iba a desequilibrarle, y levantó ambas manos para sujetarla y aliviar el terrible tirón que notaba en nuca y hombros. Pero no sirvió de nada: el ascensor, que se movía con violentas sacudidas, bajaba en caída libre, y el suelo se abalanzó sobre él.

–Llame una ambulancia, Pérez, –dijo el recién nombrado redactor jefe en la planta de dirección al ascensorista, –que ya me encargo yo de la cartera del señor.